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Que yo sea un gato narrador no viene a cuento, debo explicar que de donde yo vengo todos recibimos especializados talleres de narración al menos en las seis primeras vidas. El caso es que viniendo a este foro a enunciar mi alegato me paró un control policíal y he dado positivo perdiendo seis puntos en mi carnet de gato narrador de primera. No debí hacer bien mis deberes ni presté atención a las gárgaras ni a la clara de huevo, confiado en exceso a mi instinto natural y pensando que la improvisación era la manera más idónea de captar la atención de esta audiencia. Me equivoqué, ahora me doy cuenta, el agente no se dejó impresionar cuando acabé de exponer mi relato y a la pérdida de puntos debo sumar la prohibición de toda exposición pública durante, al menos, nueve semanas y media. Y es por eso que burlando los controles policiales y enmascarado con bigote y gafas de sol he hackeado este blog para hacerles llegar de viva voz la historia de la que las autoridades les han privado, dada mi condición de gato suspendido temporalmente de toda divulgación manifiesta. | ||||
(PASA EL RATÓN SOBRE LAS IMÁGENES) | ||||
No se llamen a engaño, no seré el primero ni el último que relate esta historia pero sí el primero que con nocturnidad y alevosía la ronronee a la luz de la luna... | ||||
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los amigos se convierten con frecuencia en ladrones de nuestro tiempo
A Lord Byron por el titular / A Platón por el cierre
Música: "Quién le pone el cascabel al gato". Extraído de Grabaciones para Opalo, por Vainica Doble